Hoy inauguramos nuestro blog: el diario de Bimbeta. Y lo hacemos con el primero de nuestros directos, #Bimbetatalks. Una serie de entrevistas que iremos realizando a madres y distintas profesionales para que nos cuenten sus trucos y recomendaciones para reforzar la autoestima y la seguridad de nuestras hijas.
En este primer directo “Cómo reforzar la autoestima en el día a día”, charlamos con Pía García Simón, especialista en comunicación y madre de 5 hijos, que nos ha contado cómo trabajan ellos la autoestima en una familia numerosa. Y nos ha dado grandes ideas y súper aplicables a familias numerosas... ¡y a las que no lo son!
Esperamos que sus trucos y su sensibilidad os ayuden en casa con vuestras niñas :)
Dicen que dedicar un ratito especial a tu hijo es muy importante para ayudarle a sentirse querido. Pero en tu caso, siendo 5, no será tarea fácil… ¿cómo lo haces?
Antes de nada, me parece importante destacar que hoy en día contamos con muchas herramientas para trabajar la autoestima y, al mismo tiempo, conocemos y consideramos mucho más importante la inteligencia emocional que en épocas anteriores. Y esto ya es un muy buen punto de partida y aplicable a cualquier familia.
Desde mi punto de vista, la autoestima se educa poniéndole muchas ganas y esforzándonos por brindar a nuestros hijos momentos de atención plena. Y para conseguir esa atención plena, hoy en día, es fundamental superar dos obstáculos: lahiperconexión al móvil y el estrés.
Para lo primero, yo tengo mi propia cruzada personal y es intentar apartar el teléfono físicamente durante mis momentos en familia. Una cesta o cualquier rincón de casa es bueno para dejarlo allí aparcado un ratito. Me daría pena que mis hijos me recordasen como una madre detrás de una pantalla.
Con respecto a lo segundo es muy importante no ser transmisores de estrés en casa e intentar eliminarlo antes de entrar por la puerta. Un buen ejercicio que a mí me funciona es aprovechar ese momento en el que giramos la llave de nuestra puerta para parar un momento y dejar atrás el estrés concentrándonos sólo en sacar la madre que queremos ser.
Tus mayores son chicas y además de edades similares. ¿Cómo hacéis para evitar los celos y las molestas comparaciones entre hermanas?
Intento transmitirles que es una situación natural.
Yo misma crecí en una familia grande con hermanas muy seguidas, así que soy capaz de identificar fácilmente situaciones en las que ellas pueden llegar a sentirse ofendidas. A mí me funciona muy bien el recurso de contar historias, que es algo que además mis padres también utilizaron conmigo. En esas historias intento transmitir normalidad ante dichas situaciones, y les cuento cómo yo las he gestionado en el pasado. Es algo que creo que les puede ayudar a ellas a saber gestionar estos momentos en el futuro y además les enseñamos a naturalizar ese sentimiento y a salir contentas de esa situación.
¿Cómo consigues que cada una de tus hijas se sienta especial?
Creo que no hay que crear situaciones forzadas para que esto ocurra. Lo mejor es estar muy atentas a las oportunidades que brinda la propia rutina y a esas pequeñas interacciones del día día donde podemos aprovechar para hacer algún juego, una carantoña…
En mi caso, por ejemplo, aprovecho algo tan cotidiano como es el momento de peinarse por las mañanas. Les pregunto cómo quieren peinarse, para favorecer que ellas tomen esa pequeña decisión. Luego me cuentan qué van a hacer ese día y para terminar, les digo que son preciosas... “pero más bonitas por dentro”.
Esos momentos tan físicos hay que aprovecharlos para decirles lo bonitas que son pero sobre todo haciendo hincapié en el interior. Os invito a tener la atención muy puesta en los momentos del día a día para crear esos momentos de conexión madre-hija que son tan poderosos y que, posiblemente, sean lo que ellas recuerden en el futuro.
En esos días en los que tu hija llega a casa cabizbaja porque ha recibido un insulto o burla en el colegio, ¿qué herramienta utilizas para dar la vuelta a la tortilla y conseguir que tu hija se quiera como es?
Creo que no funciona gestionar las cosas en caliente, así que lo primero es entrar con la mayor calma posible. Un truco que a mí me funciona y que propone mi marido cuando a mis hijos (o a mí misma) nos puede la emoción, es cambiar de actividad. Y la elección de la actividad que escogen para auto regularse también te permite conocerles mucho. En mi casa, por ejemplo, cada uno de mis hijos elige una cosa distinta, algunos pintan, otros se ponen a correr de una lado a otro…
Otro momento es el “vamos a hablar un ratito” y llevar a tu hija a otro sitio para que te cuente tranquilamente. Si ves que es reacia a contarte, puedes decirle que te lo cuente en otro momento o utilizar el truquillo de ir haciendo preguntas clave de su día a día para tirar del hilo y poder reconstruir los hechos con preguntas tipo: ¿ha sido algo que te ha dicho no se quién?, ¿ha sido en la clase o en el patio?…
Lo que permiten las familias grandes es que haya muchas situaciones que yo denomino "auto educativas". Por ejemplo, el otro día a mi hija le cortamos el flequillo, se fue muy contenta al cole pero salió llorando. Yo estaba intentando reconstruir que había pasado cuando su hermana le echó un capote y le dijo que estaba guapísima, y que lo que más le había gustado era que se lo hubiera pedido ella a mamá. Estas son situaciones que se brindan en familias más grandes y que lejos de restarte, te multiplican.
¿Cómo consigues que a tus hijas no les importe lo que digan los demás?
Vuelvo a resaltar la importancia de utilizar la cotidianidad. La seguridad va mucho porque se sientan parte del grupo, de la familia, pero al mismo tiempo que se sientan especiales, fundamentales y diferentes en ese entorno. Yo soy muy partidaria de verbalizar todo, así que uso el truco de “a ti que se te da genial esto...”. Cuando verbalízanos estamos subrayando lo que las hace distintas y originales, y lo que les va asignando un rol en casa. Esa verbalización ayuda a que ellas se sientan únicas y seguras, y que son una parte fundamental del todo.
Otro juego que utilizamos en casa mientras desayunamos, o en cualquier otro momento en familia, es “hay una persona”. Lazamos una adivinanza, “hay una persona en esta casa que tiene el pelo negro, que es super alegre y que todas las mañanas hace su cama y la estira muchísimo”. En ese momento has regalado tres piropazos a esa persona. Y si en lugar de ser la mamá o el papá en decirlo, lo hace un hermano, es lo máximo porque estás cualidades se están reconociendo desde fuera. Creo que es un buen truco para reconocer delante de todos lo que esa persona hace bien, cómo es, lo que se le da bien...
A todos, incluso a los mayores, nos gusta mucho sentirnos reconocidos en lo que hacemos y lo que aportamos. Y en el entorno infantil además es especialmente importante la comunicación no verbal: cómo lo estamos diciendo, cómo es nuestro cuerpo, con qué alegría, con qué sentimiento...
A pesar de querer hacerlo siempre bien, hay momentos en los que perdemos los nervios y se nos escapa algún grito o frase que es claramente un atentado contra la autoestima. Frases tipo “eres una pesada”, “déjame que estoy ocupada”, “eres un desastre”... Cómo se mantiene la calma con cinco hijos?
No sé cómo se puede mantener la calma pero recomiendo claramente el artículo de Rafa Guerrero “sobre los estilos de apego y como desarrollar el estilo correcto”. Lo más importante no es cómo mantener la calma, sino cómo deshacer tus errores. Y aquí surge otra súper palabra que es el saber pedir perdón. No hay lección más bonita que tener la nobleza de pedir perdón después de haber pegado cuatro gritos y explicar a tus hijos el por qué de esa respuesta con un lenguaje fácil y que puedan entender. Y lo mejor es que los niños siempre nos perdonan.
La presencia consciente y de sintonía es muy importante y rectificar a tiempo es muy poderoso.
Dicen que repetir afirmaciones positivas es una herramienta muy útil para combatir la baja autoestima. ¿Tienes alguna preferida que repitas a tus hijas?
No tengo una fija pero creo que hay que estar atento a las situaciones que nos brinda el día a día y positivizar todas esas situaciones en las que podemos resaltar cada pequeño logro. “Cómo se nota que esto lo estás trabajando”, “Qué esfuerzo le pones...”.
Para verbalizar las cosas buenas es muy importante primero tener claros los límites, tanto en temas más operativos de nuestro hogar, como en cuestiones de respeto y educación hacia los demás. Cuando hay reglas concretas es más fácil educar y resaltar las cosas buenas.
Si te dijera que a partir de mañana no puedes comunicarte más con tus hijas, ¿qué mensaje les darías para que sean mujeres seguras y felices el día de mañana?
Hay algo que me gusta un montón y que como dice Marian Rojas es muy de “persona vitamina”. Me encantaría que fuesen personas con sentido del humor. Me encantaría que después de un error, se quedasen con la idea de que no pasa nada, que se puede reparar la situación y que saquen un aprendizaje de lo que han vivido.
Y para terminar, ¿cuál de nuestros bolsos eliges para tus hijas?
A una claramente el fresa, le encantan el rosa y la purpurina. Y a la otra, que es todo lo contrario y que odia el rosa, ¡el limón!.